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El tirador de Gilroy planeó meticulosamente su ataque, y estaba armado para una batalla

Gilroy memorial
Un monumento en memoria de los que perdieron la vida en el tiroteo masivo en el Festival del Ajo de Gilroy, se encuentra al borde de la carretera en la intersección de Uvas Parkway y Miller Avenue en Gilroy.
(Kent Nishimura / Los Angeles Times )

En las horas previas al ataque del Festival del Ajo de Gilroy, Santino William Legan fue de compras solo, a varias tiendas departamentales de la zona. No está claro qué fue lo que adquirió, pero en algún momento de la tarde, las autoridades dicen, condujo al festival para desatar un caos.

Legan se estacionó en el lado noreste del sitio donde se hacía el festival, con una bolsa de municiones y un rifle estilo AK-47 que había comprado recientemente en Nevada. Dejó una escopeta en el auto y subió por un arroyo muy boscoso; abandonó la bolsa por el camino y finalmente cortó una parte de la cerca para ingresar.

Los tiroteos en el Gilroy Garlic Festival fueron uno de los varios ataques violentos del fin de semana, todos unidos por un elemento común: las armas de fuego.

Los investigadores han indagado el último día de Legan mediante imágenes de video, y una búsqueda exhaustiva del área del arroyo. Pero todavía les cuesta comprender qué motivó al nativo de Gilroy, de 19 años, a abrir fuego el domingo, matando a tres jóvenes y dejando una docena de heridos en el famoso festival gastronómico. Las autoridades creen que su mejor oportunidad será a través del rastro digital del pistolero.

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“La revisión de los medios digitales ha sido históricamente muy reveladora en términos de mentalidad, creencias ideológicas y las intenciones de alguien”, explicó Craig Fair, agente especial asistente a cargo de la oficina de San Francisco del FBI, en una conferencia de prensa que se llevó a cabo el martes por la tarde.

Los principales y más progresistas precandidatos del campo demócrata se enfrentan a los senadores Bernie Sanders y Elizabeth Warren en la primera noche de los debates en Detroit.

En los últimos dos días, los investigadores recolectaron discos duros y memorias USB de la casa de Legan en Nevada -donde había vivido recientemente y también adquirido el rifle que usó para el ataque-, y registraron su domicilio en Gilroy.

Una fuente policial afirmó el martes que las autoridades recuperaron materiales extremistas durante una requisa, aunque la fuente no dio más detalles sobre la naturaleza de estos.

Las autoridades investigaron los sitios de redes sociales e intentan desbloquear el teléfono del atacante para averiguar con quién estaba en contacto y qué sentimientos compartía con los demás.

Santino William Legan
Foto de Santino William Legan en el anuario de Gilroy High School 2017.
(Kent Nishimura/Los Angeles Times)

“Todos quieren saber el ¿por qué?”, dijo el jefe de policía de Gilroy, Scot Smithee. Pero obtener respuestas ha sido frustrantemente lento. Pocas personas en la vida de Legan hablaron públicamente sobre él en Gilroy y Nevada. Su imagen en las redes sociales se limita a unas pocas publicaciones; sugieren un ánimo racial, pero los detectives indicaron el martes que no había indicios de que pudiera atacar víctimas en función de su raza o clase.

En los ataques terroristas de San Bernardino, donde murieron 14 personas y otras 22 resultaron heridas, el rastro digital de los tiradores arrojó un considerable historial de aspirar a una guerra santa en Estados Unidos. Los asesinos en ese caso estaban tan conscientes de ello que descartaron el disco duro de su computadora portátil.

El famoso festival del ajo estaba terminando cuando las autoridades dicen que Legan, armado con un rifle estilo AK-47, pasó junto a un arroyo y atravesó una cerca, evitando la seguridad de la entrada.

Pero en el tiroteo de masas de 2017 en Las Vegas, las autoridades no pudieron atribuir un móvil para el horror generado por Stephen Paddock, que cobró 58 vidas durante el festival de música country Route 91 Harvest, a pesar de un año de investigación. “Desafortunadamente, no es raro tener una situación como esta y nunca entender realmente cuál fue el motivo, indicó Peter Simi, profesor de la Universidad de Chapman que estudia el extremismo político y la violencia. Es erróneo, consideró Simi, tratar de identificar una única razón. “A menudo, lo que sucede es que... múltiples factores los conducen hacia la violencia que cometen. Una serie de cosas los motivan: algunas personales, políticas, religiosas”, expuso.

Antes del ataque, Legan publicó una foto en Instagram de un letrero del popular oso Smokey -que advierte sobre el peligro de incendios- con una leyenda que instruye a las personas a leer una novela oscura glorificada por los supremacistas blancos: “Might Is Right”, publicada bajo el seudónimo de Ragnar Redbeard.

El libro, editado en 1890, incluye principios desacreditados relacionados con el darwinismo social que se han utilizado para justificar el racismo, la esclavitud y el colonialismo, explicó Brian Levin, director del Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo de Cal State San Bernardino. “El asesino tenía la intención de enviar un mensaje”, expuso el catedrático. “Sus publicaciones serían una prueba de su móvil, pero lo que no nos dicen es si había alguna inestabilidad mental, algún factor estresante, un cómplice o un grupo de pares. A menudo, este tipo de asesinos también actúan por motivos idiosincrásicos”.

Legan creció en Gilroy y se mudó a Walker Lake, Nevada, en algún momento de la primavera, indicaron las autoridades. El joven mantenía un perfil bajo: la oficina del fiscal de distrito del condado de Mineral dijo que Legan no había tenido problemas con la ley, y los funcionarios del sheriff nunca tuvieron contacto previo con él.

Aunque rara vez se le veía y apenas se le escuchaba, los residentes lo notaban. El sheriff del condado de Mineral, Randy Adams, expresó que la gente no pasa desapercibida fácilmente en un pueblo pequeño, especialmente cuando es recién llegada. “Cualquiera se destacaría”, dijo.

Pero Legan no causó gran impresión durante su corto tiempo en este condado rural, de aproximadamente 4.500 personas.

Spud Winn, quien vive en una hilera de apartamentos frente a donde residía Legan, lo veía caminar hacia el buzón y salir ocasionalmente del triplex gris. “Nunca escuché su voz”, expresó.

El barbudo trabajador de la construcción, de 60 años de edad, afirmó que la mayoría de la gente que vive cerca del lago, que fue absorbido por la sequía y las granjas de su fuente principal de agua, el río Walker, es retraída.

Los días de gloria de esa antigua ciudad turística, con multitudes que venían a pescar truchas, terminaron hace años, aunque hay una campaña sólida para salvar a Walker Lake mediante sitios web y casos judiciales. Ahora el lugar es bastante tranquilo; los grandes momentos del día ocurren cuando rebaños de ovejas descienden de las montañas y cruzan la carretera.

Pero el por qué un joven vendría a Walker Lake, sigue siendo un misterio para los residentes y los funcionarios locales.

Winn dijo que una mujer mayor solía vivir en la unidad allanada por la policía el lunes por la mañana, después del tiroteo en Gilroy. Él pensó que Legan era un pariente.

Otra vecina que pidió no ser identificada comentó que una vez rentó la misma unidad que Legan había habitado, y dijo que la mujer mayor no había sido vista en meses. Sean Rowe, fiscal de distrito del condado de Minera, indicó que la comunidad está formada en su mayoría por jubilados de ingresos fijos.

Las autoridades registraron una unidad triple donde vivía Legan, confirmó el procurador. Los documentos judiciales muestran que recuperaron allí artículos relacionados con armas, incluyendo un chaleco antibalas, armas vacías y cajas de municiones, una navaja de bolsillo, una luz de pistola, una mochila de camuflaje, panfletos acerca de pistolas, un saco de municiones, una máscara de gas y guantes.

También tomaron productos electrónicos: tres discos duros, tres unidades de memoria USB, un celular con tapa y una torre de computadora. Además, encontraron una carta que le había enviado una mujer, según los registros judiciales.

Ni Rowe ni Adams vieron a Legan hacer disparos en el área. “No hay un campo público por aquí, pero hay mucho terreno libre”, advirtió el primero.

Mientras la investigación continuaba, el martes por la noche, alrededor de un centenar de compañeros de clase y familiares de Keyla Allison Salazar se reunieron en San José para recordarla. Algunos vestían camisas blancas con las frases “Te amo Keyla” y “Descansa en el paraíso”, estampadas en azul.

Salazar, de 13 años, murió en el tiroteo junto con Stephen Romero, de seis años, de San José, y Trevor Deon Irby, de 25 años, de Romulus, Nueva York.

Entre los que asistieron a la vigilia estaba Katiuska Pimentel, quien comunicó un mensaje de la madre de Keyla Salazar. “Ella era una niña hermosa que se preocupaba por las personas, por los animales”, leyó Pimentel. “Nos duele haberla perdido”.

Montero informó desde Walker Lake, Vives desde Gilroy, y Tchekmedyian y Winton desde Los Ángeles. Los redactores de planta Laura J. Nelson y Matthew Ormseth contribuyeron desde Gilroy, y Hannah Fry, Alex Wigglesworth, Hailey Branson-Potts y Alexa Díaz, desde Los Ángeles.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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