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La tensa calma de esta semana se ve de algún modo alborotada por el lanzamiento de una de esas megaproducciones de Marvel que generan siempre expectativas; pero nuestra columna actual le da también espacio a dos títulos independientes de orientación muy distinta.
THUNDERBOLTS*

Director: Jake Schreier
Reparto: Florence Pugh, Sebastian Stan, Wyatt Russell
Género: Superhéroes / Acción
El asterisco en el nombre no es un error, y ya descubrirán por qué. Sin embargo, incluso sin el desenlace que tiene -y que provocó tanto gritos como aplausos durante la premiere local a la que asistimos-, “Thunderbolts*” es una cinta con méritos indudables que destaca en medio de la abundancia de propuestas semejantes estrenadas a lo largo de los últimos años.
Sucede que, sin romper realmente esquemas ni presentar algo completamente novedoso, la entrega número 36 del Universo Cinematográfico de Marvel iniciado en el 2007 resulta entretenida, razonablemente extensa y sorprendentemente compleja. Además, se encuentra bien filmada y mejor actuada y, por suerte, no se apoya tanto como otras películas de la saga en la inevitable dependencia de trabajos anteriores, lo que significa que los espectadores sin mucha experiencia en el tema no se sentirán completamente perdidos al verla.
Es curioso que así sea, porque al menos siete de sus personajes (sí, cada una de estas cintas tiene a muchos individuos) han aparecido en otras producciones para el cine y la televisión. En todo caso, uno de sus logros mayores es el papel relevante que le brinda a Yelena Belova -una asesina a sueldo de origen ruso que había aparecido ya en “Black Widow” (2021) y en “Hawkeye”- y, por lo tanto, a su intérprete, la estupenda Florence Pugh.
Con su aspecto de ‘chica de al lado’, su indudable carisma y sus incuestionables dotes histriónicas, Pugh es siempre digna de admiración; y en este caso, no deja nunca de sorprender con un rol que la lleva a participar en igual medida en escenas de pelea excelentemente coreografiadas y en momentos de expresión emocional que pueden rayar en el sentimentalismo, pero que resultan también devastadores y la encuentran en un fascinante mano a mano con Lewis Pullman, quien interpreta a Bob/Sentry/Void, un sujeto particularmente afectado por problemas mentales.
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Luego de unirse sin quererlo a un grupo de antihéroes conformado por Bucky Barnes (Sebastian Stan), John Walker (Wyatt Russell), Red Guardian (David Harbour) y Ghost (Hannah John-Kamen), Belova y sus nuevos aliados se ven en la necesidad de tomar medidas en contra de Valentina Allegra de Fontaine (Julia Dreyfuss), la siniestra directora de la CIA que los quiere ver muertos. Sin embargo, los peores enemigos a los que se enfrentan son sus propios traumas y sus demonios personales, responsables de las numerosas decisiones equivocadas que han tomado a lo largo de sus vidas.
Aunque no se trata de una estrategia insólita en el Universo Cinematográfico de Marvel ni la industria ‘mainstream’ de los cómics, el hecho de revalidar a un grupo terriblemente imperfecto de seres humanos y de indagar en sus diversos traumas es uno de los puntos fuertes de una cinta que, pese a lo intensa que puede llegar a ser en ese sentido, se apoya frecuentemente en un sentido del humor que se siente orgánico y resulta plenamente efectivo.
No hay que quitarle méritos al director Jake Schreier, quien, en su primera cinta, “Robot & Frank” (2012), probó la habilidad que tiene para desarrollar temas complejos de manera sencilla dentro de un entorno de ciencia ficción, y que, ahora, logra que los Thunderbolts (con asterisco o sin él) lleguen hasta nosotros sin el efluvio de efectos digitales que se podría haber esperado, pero respaldados por una puesta en escena que se encuentra a la altura de las expectativas.
ROSARIO

Director: Felipe Vargas
Reparto: Emeraude Toubia, David Dastmalchian, Paul Ben-Victor
Género: Terror
Los fans latinos del terror deben celebrar siempre la llegada de nuevos directores de nuestra comunidad que se encuentran realmente interesados en el género y que son capaces de filmar de manera convincente. En ese sentido, el lanzamiento de “Rosario” en los cines locales merece ser ensalzado.
Se trata de la ópera prima de Felipe Vargas, un realizador colombiano que se crió en Florida y que, en esta película, demuestra su interés en desarrollar historias espeluznantes relacionadas al sentir hispano al llevar a la pantalla un guión del anglosajón Alan Trezza (“We Summon the Darkness”) que, sin ser precisamente excepcional, le da la posibilidad de probar su talento para la generación de atmósferas atemorizantes sin tener que recurrir de manera abusiva a la CGI, aunque el filme cuenta también con logradas secuencias de ‘body horror’.
De algún modo, “Rosario” le brinda a Vargas la oportunidad de regresar a sus orígenes, ya que la cinta se filmó mayormente en Bogotá, pese a que el relato que maneja, relacionado a una atribulada agente de bolsa latina -que es interpretada por la canadiense de ascendencia mexicana Emeraude Toubia y que tiene que pasar la noche al lado de su abuela muerta-, se desarrolla en la ciudad de Nueva York durante una cruda noche de invierno.
Si pretende ser mínimamente original, cualquier película actual de terror que lidie con rituales ancestrales necesita apelar a algún fenómeno de bases reales; por ese lado, “Rosario” cumple con su cometido al acudir a Palo Mayombe, una religión originada en la región del Congo en África que se practica también en Cuba y que, como parte de la relación que busca establecer con los espíritus de los muertos, utiliza diversos objetos.
Este le permite a Vargas crear imágenes sugerentes dentro de un espacio reducido (el apartamento de la abuela, quien, por supuesto, estuvo metida en estas prácticas a escondidas de su familia), el mismo que se extiende ocasionalmente al decrépito edificio en el que vivía la finada, y que termina convertido en un personaje adicional de la trama, lo que es siempre saludable en esta clase de proyectos.
LA BALADA DE HORTENSIA

Director: Arturo Menéndez
Reparto: Julio Yúdice, Francisco Gattorno, Helena Haro
Género: Comedia
Algunos de nuestros países de origen tienen versiones propias del hombre que se disfraza de una mujer de extracción popular para generar (o intentar generar) risas. Yo, como peruano que soy, me encuentro al tanto de dos aproximaciones similares en tierras incas: la que ha hecho Ernesto Pimentel con La Chola Chabuca y la que emprendió Jorge Benavides con La Paisana Jacinta.
Pese a que se trata claramente de un fenómeno de travestismo, esto no significa que los intérpretes que asumen estas modalidades se identifiquen en el plano personal con sus representaciones o respeten lo que estas significan, como ha sido el caso de Benavides, quien ha sido acusado de reforzar estereotipos racistas, a diferencia de Pimentel, cuya aproximación ha sido mucho más prudente.
En ese sentido, La Tenchis, una figura que tiene más de tres décadas de presencia en El Salvador, se inscribe dentro del espectro más benévolo; o eso es lo que sucede al menos en “La balada de Hortensia”, la primera película en la que interviene (de la mano de su intérprete Julio Yúdice, por supuesto), y que estará disponible desde este viernes en ocho multisalas del condado de Los Ángeles.
En la cinta, Yúdice interpreta a Alex Fernández, un sujeto ficticio que se disfraza justamente de La Tenchis, pero que es sumamente narcisista y egoísta (no sabemos cómo es el actor real en su vida cotidiana). Pese a su fama y a su fortuna, Fernández necesita algo que le permita cambiar; y esto sucede tras un accidente automovilístico que lo deja en coma y que lo lleva involuntariamente a desdoblarse para asumir la identidad de Hortensia, una mujer pobre pero temperamental en cuya piel descubre el valor de la modestia y la solidaridad.
Pese a que el afiche del filme tiene a La Tenchis por delante, hay que precisar que este no es un trabajo sobre dicha creación, que aparece brevemente; pero le ofrece a Yúdice la posibilidad de encarnar de manera convincente a otro personaje femenino que, a pesar de su aspecto excesivo, se gana rápidamente la simpatía del público debido a su carisma, su personalidad y su disposición para ayudar a las mujeres que son discriminadas o abusadas.
Curiosamente, Yúdice actúa mucho mejor cuando se encuentra metido en las faldas de Hortensia que cuando hace de su alter ego Fernández. Por otro lado, la cinta en sí, que ha sido dirigida y coescrita por el experimentado Arturo Menéndez (“Malacrianza”, “Pablo’s Word”), no es ni por asomo una pieza cinematográfica de alto nivel, tanto en lo que respecta a las limitaciones de su puesta en escena como en lo que corresponde a las incongruencias de un relato que, además, resulta completamente previsible.
Sin embargo, cumple aparentemente a cabalidad con los gustos de su público cautivo, como lo ha demostrado el hecho de haberse convertido en el estreno más exitoso de todos los tiempos en lo que respecta al todavía incipiente cine salvadoreño.
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